Culiacán, Sinaloa.– El 12 de junio, en medio de otro episodio violento en la capital sinaloense, una pequeña perrita fue encontrada con impactos de bala. La escena conmovió a vecinos y defensores de los animales, que de inmediato buscaron ayuda. Ese mismo día, fue rescatada y atendida por la Fundación Balto & Togo, organización que desde entonces acompañó su proceso con cuidados médicos y amor incondicional.
Hoy, con profundo pesar, se informa que Esperanza —como fue nombrada por el equipo que la cuidó— ha cruzado el Puente del Arcoíris. Su cuerpito, frágil y marcado por la violencia, no resistió más, pese a que luchó con fuerza durante un mes y veinte días.
Para honrar su memoria y despedirla con respeto, se realizó una ceremonia en una funeraria canina, donde el público en general y activistas se reunieron para darle un último adiós.
La historia de Esperanza no es solo una más: refleja cómo la violencia en Sinaloa afecta incluso a quienes no tienen voz. Su caso expone la urgencia de promover una cultura de paz, empatía y protección hacia todos los seres vivos, sin excepción.
“Su partida nos duele. Ya basta”, fue el mensaje compartido por la fundación, acompañado de una fotografía que capturó sus últimos días.
Que la memoria de Esperanza nos obligue a no mirar hacia otro lado. Que su nombre no se olvide.