Café Amargo
Irene Medrano Villanueva
Su imagen empieza a desdibujarse, y eso no es bueno ni para ella, mucho menos para el país. Su inanición, su falta de empatía, su desdén por lo que no piensan como usted, aunque sean sus gobernados, están minando su mandato. En tan sólo un mes, bajó tres puntos.
En septiembre, Claudia Sheinbaum, según la encuesta del Financiero, tenía 73 puntos de aceptación, pero en octubre bajó a 70 puntos. Con el asesinato del alcalde de Uruapan, Michoacán, quien sabe cómo le vaya, los jóvenes de la llamada Generación Z se están organizando, y cuidado con la juventud.
Necesitamos una presidenta fuerte, segura, que no se deje manipular. Su rostro demuestra inseguridad, enojo, cansancio; se exalta fácilmente, insulta a quienes menos debería. La presidenta, con “a”, tiene al enemigo en casa.
Su investidura se rebaja cada vez más. Ella es la autoridad, es la presidenta de todos los mexicanos, hayamos o no votado por ella, merece respeto, un respeto que no se ha ganado. Como dice el dicho, “el que busca, se aguanta“, y ella, quien debería mostrarse como una señorona por ser la jefa de Estado, da la pauta.
Me duele verla en el podio insultando, poniendo apodos a quienes no comulgan con ella. “Carroñeros”, “buitres” y otros epítetos salen de su boca, un día sí y otro también.
Pero lo que más me duele es que sus gobernados se burlen de su trabajo, de su figura, sin ningún miramiento, faltándole el respeto tanto a su investidura como de mujer.
Culpa a los medios de comunicación, a Calderón, a los de derecha, a los empresarios. Y aquí viene un refrán que le queda como anillo al dedo: “La zorra nunca se ve la cola”.
Claudia Sheinbaum no reconoce sus propios defectos o errores, de la misma manera que una zorra no puede ver su propia cola, mucho menos voltea a ver a su equipo de trabajo que le está fallando.
Algunos le están jugando en contra, son un obstáculo para su proyecto, si es que lo tiene, porque siempre se ha dedicado a exaltar la figura de su antecesor.
Durante su primer informe de gobierno no habló de un plan de largo alcance. La violencia, la salud, la economía, la educación… no le importaron, porque está endiosada con su “cabecita de algodón”, como dirían sus seguidores.
México se nos está yendo de las manos. Llegará un momento en que esto se pondrá peor y ni ella ni nosotros encontraremos la salida. Por eso, urge que nuestra presidenta saque la casta. Ya sacúdase y gobierne con libertad, con una visión a largo plazo y con la habilidad de mirar más allá de lo evidente.
Ella tiene a su favor al pueblo, que es noble y trabajador, pero le falta un líder que vaya al frente. Claudia, deje todas las telarañas que trae en la cabeza, a los sátrapas que no la dejan avanzar, sea usted misma, no se deje manipular.
Sería una lástima que, siendo la primera mujer que ostenta el más alto cargo en México, la historia la juzgue como la peor presidenta. Todos quisiéramos que usted sea la mujer que le dio brillo a la política, y que mañana nos sintamos orgullosos de Claudia Sheinbaum.
Queremos una presidenta con gran habilidad, sabiduría y experiencia para dirigir los asuntos de un Estado y gobernar con visión de futuro, que tenga la capacidad de tomar decisiones que beneficien a largo plazo a nuestro país.
Usted es una mujer preparada, con títulos profesionales. Ya no se escude con discursos que apenas pronuncia en el podio, la gente se la acaba, los memes se reproducen al por mayor, le faltan al respeto.
Ya no culpe al pasado, ya no tiene excusas. Usted es la gobernante, y como dice el dicho: “Ni un paso atrás, ni para coger impulso”. Sea auténtica, sea usted.
Con el asesinato de Carlos Manzo, en Uruapan, Michoacán, que le ha dado la vuelta al mundo por su carisma, la presidenta, en lugar de demostrar que ella es la que manda, se agazapó.
En lugar de hacerle frente al hecho como lo ameritaba, el discurso que siempre tiene para momentos de crisis —que si Calderón, que si García Luna, que si las arañas— debió dejarlo atrás y, como una gran estadista, salir al frente, pidiendo resultados a sus subalternos. Exíjales, no les tenga miedo, deje de regañar a terceros que están bajo sus órdenes.
El pueblo ya despertó, y desde la noche del sábado, cuando fue asesinado el alcalde, en las redes sociales empezaron a burlarse de nuestra presidenta: “Cuando hable, va a decir que fue Calderón”, se reproducía en los comentarios. Y, ¡oh, qué tristeza! Mi presidenta, el lunes en la mañanera, fue lo primero que hizo. ¡Qué lástima!
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