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Semanas atrás, un video creado con inteligencia artificial comenzó a circular en redes sociales difundiendo la noticia falsa de la muerte de Leticia Calderón. La actriz denunció que esta mentira no solo afectó su imagen pública, sino que incluso pudo haber tenido consecuencias trágicas en su entorno familiar.
“Es horrible, porque no está nada padre que te estén matando”, expresó Calderón al recordar el impacto de la noticia. La intérprete reconoció que está acostumbrada a lidiar con críticas y comentarios sobre su carrera, pero subrayó que este tipo de invenciones trascienden los límites de lo tolerable. “Cualquier mentira me afecta, pero esta, en particular pudo haber matado a mi mamá”, añadió.
La estrella de la pantalla chica relató que fueron las amigas de su madre quienes llegaron a creer la información falsa, al grado de pensar en llamarla para ofrecerle condolencias. El rumor, generado sin sustento alguno, alcanzó a la familia de Calderón y puso en riesgo la tranquilidad de su madre, quien reside en una casa de retiro.
“Mi mamá, sin saber de mí, recibe esa noticia… de verdad se hubiera muerto”, dijo con evidente molestia. Lety criticó duramente a quienes difunden este tipo de contenidos con el único objetivo de obtener interacciones en redes sociales. “Estas personas que buscan likes dañando a otros me parecen muy deshonestas. Mejor que usen esa creatividad para hacer cosas positivas y no provoquen la muerte de nadie por tres likes”, sentenció.
Calderón también aprovechó el momento para reflexionar sobre el uso irresponsable de la inteligencia artificial. Reconoció que la herramienta puede tener grandes beneficios, pero advirtió que representa un riesgo latente si no se regula de manera adecuada.
La artista planteó escenarios preocupantes sobre el futuro de estas tecnologías. “¿Qué tal si usan tu imagen, tu cara para hacer videos porno?”, cuestionó, evidenciando la vulnerabilidad de las figuras públicas frente a la manipulación digital.
Con este testimonio, Leticia Calderón se suma a las voces que alertan sobre la necesidad de establecer límites y regulaciones en torno a la inteligencia artificial. Su experiencia demuestra cómo una mentira viral puede trascender lo digital y poner en riesgo la vida emocional y física de las personas, abriendo un debate urgente sobre ética y responsabilidad en el uso de estas herramientas.
