Shia LaBeouf, reconocido por su papel de Sam en Transformers, abrió su corazón para sincerarse sobre los últimos años de su carrera y la forma en que ha sido noticia no por sus actuaciones, sino por los erráticos comportamientos que realizó en su vida privada, además, confesó que llegó a pensar en el suicidio.
“Mi mundo se había derrumbado”, expresó LaBeouf sobre el momento que involucró accidentes automovilísticos, rehabilitación ordenada por la corte, episodios violentos y una demanda de la protagonista de Honey Boy, FKA Twigs, por agresión sexual.
En entrevista con el obispo Robert Barron, fundador de la organización ministerial católica Word On Fire Catholic Ministries, LaBeouf admitió que sentía la necesidad de fricción y conflicto para impulsar sus actuaciones.
“En ese momento era como una bomba nuclear. Nadie quiere hablar conmigo, incluida mi madre. Mi gerente no está llamando. El agente no está llamando. Ya no estoy conectado con el negocio”, dijo sobre el momento que detonó su pensamiento suicida.
“Tenía un arma sobre la mesa. Estaba fuera de aquí. Ya no quería estar vivo cuando pasó todo esto. Una vergüenza como nunca antes la había experimentado, el tipo de vergüenza que te hace olvidar cómo respirar. No sabes a dónde ir. No puedes salir”, añadió.
Tras esta experiencia, el actor aseguró que su vida fue salvada luego de su conversión al catolicismo romano, que a su vez fue impulsada por la investigación para interpretar al personaje principal en la próxima película de Abel Ferrera sobre el Padre Pío.
También reveló que la génesis del proyecto fue conocer a Ferrara en una reunión de Zoom para un “programa espiritual” al que ambos se anotaron. “Estoy en este programa espiritual. Tenemos reuniones. Y otra persona que estuvo en estas reuniones fue Abel Ferrera”.
Finalmente, Shia confesó que el resultado de su transformación es que ha podido dejar de lado lo que él llama “Viejo yo”. “Mi vida me había llevado a infligir dolor y daño graves a otras personas”, explicó al respecto.