Irene Medrano Villanueva
Culiacán, Sinaloa.- Rubén Rocha Moya, el académico político que nunca soñó con ser gobernador, pero que sí busco ese cargo, señala que seguirá escribiendo y se ufana de que ya ha escrito más de diez libros, da incluso el nombre de algunos de ellos, pero se reserva en especial uno: El disimulo, así nació el narcotráfico.
A 15 días de estar en el cargo, de entrada el gobernador dice que ahora ya no tiene tanto tiempo de escribir, como lo hacía antes que publicó más de diez libros “propios y otros tantos de coautoría porque siempre que he participado en alguna actividad escribo un libro, por ejemplo cuando fui candidato en 1986 escribí el libro Fraude a la democracia, cuando fui senador y presidente de la Comisión de Educación la obra me la publicó Porrua y el propio senado La reforma educativa un reporte desde el Senado”.
En la obra sobre el narcotráfico que escribió Rocha Moya habla de que el disimulo es una forma de ocultar o de fingir que la realidad es otra o inexistente, también los orígenes y las causas que propician la ausencia de valores éticos ciudadanos para abrir las puertas de par en par a la simulación y a la fantasía de un poder fundado en la crueldad, la corrupción, la negación de la vida.
Por eso, ahora, asegura que su mayor reto es pacificar al estado “para que a la gente se le olvide tener el Jesús en la boca”, abatiendo los delitos, bajar los índices delictivos y como en el libro que escribió en el 2014, asegura que ahora en su sexenio no habrá disimulo y que para ello diariamente junto con los encargados de la seguridad del estado como el Ejército, la Marina, la Guardia Nacional, La Fiscalía del Estado y la Secretaría de Seguridad Pública buscan aminorar los delitos.
–¿Cuál sería su estrategia?, se le preguntó.
—Con nuevo personal comprometido, a través de la Fiscalía se va a combatir la impunidad porque el encargo que tiene la Fiscal es perseguir el delito, acabar con la impunidad, importa mucho eso, investigar, también abatir la pobreza, atender a la juventud, el empleo, la cultura.
En entrevista, Rocha Moya aborda diferentes temas relacionados con su quehacer como gobernador, primero darle certeza a los trabajadores de la salud, abatir los rezagos agrarios, el tema de las juntas de agua potable de todos los municipios que tienen adeudos que tiene el gobierno estatal ya que retenía aportaciones de los trabajadores y no lo reportaba al Instituto de Pensiones de Sinaloa –IPES– o al ISSTESIN y se convirtieron en fondos de deuda importantes.
“Todos estos problemitas los estoy viendo, como también el déficit que tenemos para cerrar diciembre, dos mil 800 millones de pesos y que ya lo planteé a la federación, el presidente me dijo que nos iba a apoyar, estoy esperando que nos resuelvan, importa mucho, porque por primera vez un gobierno empieza dos meses antes de que termine el año y las obligaciones laborales son muy altas”, dice.
–Hay gobernadores que han dicho que quieren pasar a la historia como los mejores del estado, ¿usted también está en esa tesitura?
–No, no, no, vaya a ser que salga con domingo siete. Quiero ser un gobernador que le sirva a la gente, que esté contenta conmigo, mi contacto con los sinaloenses es lo que me va a dar ánimo para seguir adelante, quiero estar cerca, cerca, cerca.
La entrevista se realiza en su oficina, donde predomina la bandera mexicana y atrás no podían faltar las fotos que lo inspiran: sus nietas y nietos. Igual está tapizado de libros, donde sin duda, están los que el mismo ha escrito.
Dice que tiene muchas expectativas, que quiere ponerle muchas ganas a este trabajo, que lo asumió porque los sinaloenses se lo han encargado a través de su voto.
Otro libro que no mencionó fue el que le dedicó a su esposa fallecida por cáncer “Libro de cuentos: La Coco” y que de alguna manera la recuerda durante la entrevista:
“No quiero quedarle mal a los sinaloenses, no quiero desencantarlos o desencantarlas. Estoy muy metido en esto, me quiero dedicar a ello, no puedo decir que por fortuna tengo otras cosas en qué entretenerme, mi vida familiar no es tan estrecha, no tengo una esposa en casa, vivo solo, mis hijos están casados, no soy de vida social, entonces, eso no me amarra”.
Se acomoda los lentes, sus ojos se posan en el infinito, luego asienta que puede incluso quedarse a dormir en Palacio de Gobierno.
“Aquí tengo en dónde dormir y nadie en casa me va a extrañar, nadie me va a preguntar por qué no viniste a dormir anoche, ya no tengo ese pendiente, entonces le puedo dedicar más tiempo a esto, igual para la comida, no hay quién me reclame porque no llego.
–¿Qué es lo que más le preocupa en este momento?
–Lo que más me preocupa es conocer la potencialidad del estado para poder resolver todos los problemas, necesito adentrarme en ellos, me quiero empapar de nuestras capacidades para resolverlos.
–¿Tiene un plan para los cien días?
–Yo no he anunciado los cien días, ni pienso hacerlo, vamos a hacer un recuento probablemente a los cuatro meses, para que coincida con la 4T. No quiero ir con el código tradicional de los cien días.
–¿Alguna vez soñó estar sentado en esa silla?
–Soñar no. Si la busqué, fui candidato en 1986 y en el 98, pero era más que empujado por un sueño personal, de anhelos propios que tenían que ver con cumplir un rol en el movimiento, en la lucha democrática del país.
“En 1986 éramos una izquierda chiquitita, imperceptible, testimonial, fui candidato cuando participó Francisco Labastida del PRI, Manuel Clouhtier del PAN, sin recursos, sólo empujados por la ideología y claro tenía y tengo el interés de estar en el gobierno.
“Soy un académico político, no soy un político de carrera, no me he dedicado exclusivamente a la política, soy un jubilado como maestro, he combinado una cosa con la otra, nunca quise dejar mi desempeño laboral para vivir sólo de la política, ya que me jubilé en la universidad tuve más tiempo de participar en la política”.
Se queda callado por un instante y ataja, “bueno, antes fui diputado local, siendo maestro de la universidad, entonces, más que un sueño de ser gobernador , si era algo que lo tenía metido en la cabeza, llegaron las oportunidades, con Andrés Manuel que me invitó a la senaduría y que me ayudó mucho, porque la política es de circunstancias y de suerte”.
–Ahora como gobernador ¿que ha dejado de hacer?
–Nada, bueno, un poquito distanciado de ver a mis nietas y nietos, pero sigo haciendo lo mismo, me ocupo de las tareas de gobierno y cosas personales, porque la lectura me apasiona.
“Siempre en mis tiempos libres, me gusta estar escribiendo, los libros que he publicado han sido a retazos de cosas que escribo…”, concluye.