Culiacanazo: Un año del colapso y la paz que no llega

A un año del estallido de violencia en Sinaloa, la guerra del cártel desangra Culiacán y colapsa la economía

Culiacán, Sinaloa. – El 9 de septiembre de 2024 marcó el inicio de una guerra interna en el Cártel de Sinaloa que ha sumido al estado en un ciclo de violencia sin precedentes, con Culiacán como epicentro de la angustia colectiva.

Un año después, el pasado domingo 7 de septiembre de 2025, más de 20 mil personas marcharon en la capital sinaloense exigiendo paz, en una manifestación masiva que reflejó el hartazgo social ante la inseguridad persistente.

Vestidos de blanco y con pancartas que clamaban “¡Ya basta!”, los participantes recorrieron desde las escalinatas de La Lomita hasta la Catedral, demandando acciones concretas del gobierno para frenar los enfrentamientos entre facciones rivales.

Esta marcha, convocada por organizaciones civiles y empresariales, se convirtió en un símbolo de resistencia ciudadana en un estado donde la normalización de la violencia ha alterado la vida cotidiana.

La escalada de violencia se desencadenó tras la entrega de Ismael “El Mayo” Zambada a autoridades estadounidenses en julio de 2024, un evento que fracturó la estructura del Cártel de Sinaloa.

Zambada, cofundador del cártel junto a Joaquín “El Chapo” Guzmán, fue arrestado en El Paso, Texas, lo que exacerbó las tensiones entre su facción, conocida como “La Mayiza” y “Los Chapitos”, los hijos de Joaquín Guzmán Loera, preso en una cárcel de Estados Unidos y condenado a cadena perpetua.

Analistas y autoridades locales atribuyen el conflicto a disputas por el control de rutas de narcotráfico y territorios, lo que rompió una tregua precaria y desató balaceras, secuestros e incendios en Culiacán y otras zonas.

Desde entonces, la guerra ha dejado pueblos arrasados y una población atrapada en el miedo, con toques de queda no oficiales y negocios que han tenido que recortar sus horarios de servicio, así como escuelas cerradas en momentos críticos.

Según datos de la Fiscalía General del Estado de Sinaloa, desde el 9 de septiembre de 2024 hasta agosto de 2025 se han registrado al menos 1,632 homicidios dolosos, con picos como los 200 asesinatos reportados solo en junio de 2025.

Esta cifra representa un incremento significativo, superando en un 6 por ciento el total de homicidios de todo 2024 al cierre de julio de 2025.

Además, el robo de vehículos ha alcanzado niveles alarmantes: 5,784 unidades reportadas como sustraídas en el mismo periodo, con un aumento del 276 por ciento en algunos meses, atribuido directamente al conflicto armado, ya que grupos criminales utilizan estos autos en sus operaciones.

En cuanto a personas privadas de la libertad o desaparecidas, la Fiscalía contabiliza 1,436 casos, de los cuales 901 han regresado con vida, dejando alrededor de 535 aún sin localizar.

Estas cifras incluyen 894 reportes solo entre septiembre y diciembre de 2024, destacando el impacto inicial de la guerra.

La violencia ha golpeado especialmente a los más vulnerables: al menos 50 estudiantes han sido asesinados en medio de la violencia, con balaceras afectando escuelas en Culiacán y Mazatlán.

Además, el conflicto ha desplazado comunidades en zonas rurales, donde algunos pueblos de Badiraguato y Choix han sido abandonados parcialmente por sus habitantes, por miedo a los enfrentamientos.

La repercusión económica ha sido igualmente devastadora. Sinaloa ha perdido entre 15,700 y 36,000 empleos formales en 2025, atribuidos en gran parte a la violencia, combinada con sequías agrícolas.

Alrededor de 7,000 empresas han cerrado, generando un declive del 5 por ciento en patrones registrados ante el IMSS en el primer trimestre del año.

Las pérdidas en ventas superan los 30,000 millones de pesos, con sectores como el turismo, comercio y hotelería reportando caídas del 50 al 70 por ciento.

El Índice de Paz México 2025 estima el costo total de la violencia en el estado en 122 mil millones de pesos, equivalentes a un impacto severo en el PIB local, que podría caer hasta un 9% al cierre del año.

Expertos como el economista sinaloense César Valenzuela advierten que la recuperación podría tardar hasta 10 años.

A nivel nacional, la violencia en Sinaloa ha sido omitida en informes oficiales, pese a su escala.

Mientras tanto, figuras como el exjefe del Cártel, El Mayo Zambada han pedido desde prisión un alto a la guerra, aunque su declaración ha sido vista con escepticismo.

La presidenta Claudia Sheinbaum envió un mensaje de solidaridad tras la marcha, pero los sinaloenses exigen más que palabras: estrategias concretas para restaurar la paz.

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