Irene Medrano Villanueva
Café Negro Portal.- Susana, una mujer menudita, con cara demacrada, con un alto grado de desnutrición, a sus 32 años ha vivido, como ella dice, en las “entrañas del mismísimo infierno”.
Tanto su cuerpo como su alma están llenos de cicatrices, porque ha tenido que comer hasta el excremento de su marido.
El mismo día que cumplió sus 15 años conoció a quien sería su verdugo: Luis Armando, quien la cortejó, se hicieron novios y durante el noviazgo, ella empezó a vivir violencia.
Le jalaba el pelo, la cacheteaba, la celaba y aun así decidió casarse a los 18 años con él.
Durante la luna de miel, ella resbaló, se lastimó un pie y Luis Armando le prohibió que la viera un médico, incluso, en cuanto llegaron a la habitación del hotel, ella con dolor que la causaba la lastimadura, lo que quería era descansar un rato.
Luis Armando, al contrario, en cuanto la vio recostada y a pesar de que ella le rogaba que la ayudara porque su pie lo tenía hinchado y morado, se le fue encima, la violó… desde entonces el calvario fue inconcebible.
“Desde la luna de miel, él me lo dejó muy claro: yo soy tu dueño y vas a hacer lo que yo quiera, a la hora que quiera, y así fue. No sé cuántas veces me violó, creo que en una de esas violaciones nació mi primera niña que actualmente tiene 13 años. Tengo otro niño de seis años y no he tenido más porque a escondidas me cuidaba para no salir embarazada”, narra.
Tan solo en la unidad de género en el mes de mayo se atendieron 163 reportes de violencia y después de que se les dio asesoría a las mujeres, sólo 51 de ellas aceptaron denunciar a su agresor, es decir, sólo el 22 por ciento, aceptó poner un alto al maltrato, pero Susana no forma parte de esta cifra, porque tiene años que no se anima a denunciar a su marido por miedo y por falta de seguridad hacia su familia.
SU MARIDO LA GOLPEÓ Y DEFECÓ EN SU CARA
“Hace como cinco años me animé a denunciar y me fue peor porque el hombre con el que me casé, se enteró, me golpeó y me echó agua caliente en un brazo, dejándome una enorme cicatriz, para que cuando te la veas te acuerdes quién manda, me dijo”.
Señala que la denuncia ahí quedó, que nunca hicieron nada por ella, la dejaron a su suerte.
“En medio del miedo, yo esperé una llamada que nunca llegó. Estaba decidida a salir del infierno en el que yo misma escogí, pero la autoridad nunca me protegió…me quedé esperando”, dice entre un llanto silencioso.
Pasaron los años, hasta que un buen día 5 de junio 2023, ella decidió poner fin al maltrato… abandonó su hogar.
“Fui a dejar al niño a la escuela, de ahí me pasé a la secundaria a dejarle el desayuno a mi hija que se le había olvidado, un padre de familia se puso a platicar conmigo y eso bastó para que el padre de mis hijos me golpeara hasta que quiso.
Recuerda que le dijo que la había ido a buscar porque se le hacía mucho que no llegara y al verla platicar con el padre de familia, se fue a su casa y la esperó enardecido.
“Al llegar a casa me acusó de todo lo que quiso, me golpeó con una cuchara de palo que tenemos como adorno en la cocina, luego a gritos me dijo que ya le habían dado ganas de ir al baño y que yo le iba a servir de escusado, se sentó en mi cara, defecó y tuve que comer de su excremento…”.
Dice que se sintió humillada, le habló a una conocida y le contó su tragedia, fue a consolarle y rogarle que fueran a denunciarlo, que la cara y el cuerpo que estaban llenos de sangre, su ropa raída y su cara llena de excremento, era una prueba más que suficiente, Susana no aceptó, pero sí admitió irse con ella.
Ahora está en casa de otra conocida de su amiga, está escondida para que su esposo no la localice, aunque al parecer este hombre desapareció.
“Hablé con mi hija, ella me está ayudando mucho. Recoge a su hermano, se van a casa, uno de sus tíos los cuida; estamos esperando que terminen el ciclo escolar y nos vamos lejos, quizá a Estados Unidos, no sé todavía a dónde, pero no quiero quedarme en Culiacán, quiero olvidar este episodio de mi vida, del padre de mis hijos no se sabe nada, no ha regresado a casa, pero no me importa…voy en busca de un nuevo amanecer”, concluye.