¿Qué solicita Estados Unidos a cambio de la recompensa?
Monto ofrecido: Hasta 50 millones de dólares
Condición: Información comprobable que conduzca directamente a la aprehensión y enjuiciamiento de Nicolás Maduro
Canales habilitados: Teléfono directo al Departamento de Justicia (202-307-4228) y plataforma digital para denuncias anónimas
Acusaciones: Tráfico de drogas, terrorismo y delincuencia transnacional
Pam Bondi precisó que Maduro se vale de organizaciones delictivas como el Tren de Aragua (Venezuela), el Cártel de Sinaloa (México) y el Cártel de los Soles (Venezuela). Estas redes, según Bondi, introducen sustancias mortales —incluida cocaína mezclada con fentanilo— en Estados Unidos, causando miles de fallecimientos. La DEA ha decomisado más de 30 toneladas de cocaína vinculadas al régimen, y el Departamento de Justicia ha incautado más de 700 millones de dólares en bienes, incluidos aviones privados y automóviles.
La fricción entre Estados Unidos y Nicolás Maduro se remonta a su llegada al poder en 2013, tras la muerte de Hugo Chávez. Desde entonces, el vínculo bilateral ha estado dominado por sanciones económicas, especialmente al sector petrolero y financiero; desconocimiento diplomático, ya que EE.UU. no reconoce a Maduro como presidente legítimo desde las elecciones de 2018 y 2024, ambas señaladas como fraudulentas; y su catalogación como narcoterrorista en 2020, cuando el Departamento de Justicia lo acusó formalmente de encabezar el Cártel de los Soles.
Desde 2013, Maduro ha gobernado Venezuela en medio de una grave crisis económica, marcada por hiperinflación y colapso institucional. Más de siete millones de venezolanos han huido del país en busca de refugio. Su administración ha sido acusada de violaciones a los derechos humanos, persecución a opositores, arrestos arbitrarios y censura a la prensa. Las elecciones presidenciales de 2024 fueron especialmente polémicas: aunque el Consejo Nacional Electoral proclamó a Maduro como vencedor, la oposición y observadores internacionales sostienen que Edmundo González Urrutia fue el verdadero ganador.
Desde su retorno a la Casa Blanca en 2025, Donald Trump ha reforzado su estrategia de “máxima presión” contra regímenes autoritarios. Ha usado aranceles como arma geopolítica, impuesto sanciones a países como México, China y Venezuela, y reconfigurado alianzas internacionales, reduciendo el multilateralismo y priorizando pactos bilaterales. En el caso venezolano, ha reiterado el reconocimiento de figuras opositoras como Edmundo González y anteriormente Juan Guaidó como presidentes legítimos.
La recompensa de 50 millones de dólares abre un nuevo capítulo en la confrontación entre Washington y Caracas. Mientras Maduro defiende su legitimidad y acusa a EE.UU. de “agresión imperialista”, Washington fortalece su discurso de justicia internacional y seguridad nacional. En este escenario geopolítico, la captura de Maduro se ha convertido en una prioridad estratégica, con repercusiones que superan las fronteras de Venezuela.