Café Amargo
Irene Medrano Villanueva
Como se pronosticaba de que el proceso de este 2 de junio iba a ser histórico, claro que lo fue, al elegir por primera vez una presidenta con la mayor votación que haya tenido cualquier presidente mexicano, al darle Morena una paliza a la oposición que no estuvo a la altura, hubo mucho pueblo, pero malos jugadores y un pésimo árbitro.
Claudia Sheinbaum es la virtual presidenta de México. Los aliancistas PRI y PAN perdieron terreno y el PRD a punto de desaparecer, sólo los que sacan provecho de este debacle político son el dirigente del PRI Alejandro “Alito” Moreno y el presidente Nacional del PAN, Marko Cortés, quienes aseguraron su futuro al “agandallar” los primeros lugares de las pluris al Senado.
De acuerdo con los resultados oficiales del conteo rápido del Instituto Nacional Electoral, Sheinbaum logró entre un 58.3% y un 60.7%, muy por arriba de su contrincante Xóchitl Gálvez, que obtuvo entre 26.,6% y 28,6% de los votos, o sea que la virtual ganadora rebasó por mucho las expectativas que había en el ambiente político.
En medio de este desastre, la que sale medio librada es Xóchitl Gálvez, quien con humildad y entereza, primero le habló a la morenista para reconocerle su victoria, luego en cadena nacional dijo que como demócrata acepta su derrota, aunque muchos de sus seguidores no asimilan todavía el descalabro.
Más allá de quien ganó en las urnas, sin duda, lo que impactó durante el proceso electoral de este 2 de junio fue el mensaje que mandaron los mexicanos al mundo entero, su valor para salir a las calles, pese a la violencia que impera en el país, y en muchos casos, pasar largas horas para lograr emitir su voto.
El miedo, la rumorología, la tardanza de la instalación de las casillas y el clima no fue impedimento para que los ciudadanos salieran a emitir su voto en la urna, reiterando que los políticos no estuvieron a la altura de la participación de la gente que fue de más del 60 por ciento.
Caliente…caliente.- Sin duda en los próximos días se cuestionará el proceso electoral. Vendrán quizá las impugnaciones, las culpas, aparecerán las reflexiones, pero una gran mayoría de ciudadanos hará su propio diagnóstico como ya empiezan a manifestarse, lamentan que pudo más lucrar con la pobreza y el machaqueo de que si ganaba la oposición se perderían los programas sociales y los dirigentes de los partidos no supieron o no quisieron atajar ese ruido.
La responsabilidad ciudadana fue un gran ejemplo a pesar de la polarización que desde hace años prevalece en todo el país, en las largas filas que había en las casillas, la civilidad política con la que se manejaba la gente, era verdaderamente un ejemplo, nadie discutía si ganaba tal o cual partido, porque se imponía la esperanza de que la seguridad, entre otras cosas, se refleje en el futuro.
La mayoría de los políticos que están en la oposición deberían de esconder la cabeza por la arrogancia que siempre han tenido, renunciar a sus prebendas y dejar que lleguen nuevos cuadros para conformar una verdadera oposición que haga contrapesos.
Es una verdadera vergüenza la clase política mexicana que sólo busca solo su bienestar y como “chapulines” artríticos brincan de un partido a otro sin pudor alguno o se enquistan en el poder como sucede en la oposición como en el propio partido de López Obrador.
Insistimos, quien ganó, sin duda, fue la ciudadanía ya que a pesar de que la gran mayoría de los sinaloenses y de los mexicanos no conocía a su candidato o candidata que se colgó de la marca Morena, la gente salió y les otorgó un voto de confianza, lo mismo sucedió con la oposición, pocos aspirantes a diversos puestos hicieron campaña, fueron unos verdaderos desconocidos, además de que los dirigentes y dueños de partidos, con sus devaneos, ensuciaron el proceso.
“Yo ya voté ahora que el que gane, cumpla lo que pedimos los mexicanos, que es vivir en libertad”, dijo una mujer que votó en una casilla del distrito 13 de Culiacán.
Después de una jornada altamente participativa, sin ningún respeto para la ciudadanía en primer lugar y sin acato a las autoridades electorales, los candidatos y los dirigentes de los partidos salieron a declararse ganadores, todavía sin tener en sus manos los verdaderos resultados para dar datos certeros.
La ciudadanía se preguntaba cuál era el sentido de que los candidatos anunciaran su triunfo cuando todavía en muchos estados no se cerraban las casillas, escudándose de que los resultados eran por las famosas encuestas de salida.
Humo…humo.- Si el presidente de los mexicanos ha mandado al Diablo a las instituciones, también los ciudadanos mandaban al Diablo a las casas encuestadoras que no se ponían de acuerdo, ya que unas anunciaban que Claudia Sheinbaum ganaba con 10 puntos arriba, otros con 25 puntos, la realidad las rebasó: ganó con más del 30 por ciento.
Todavía a las nueve de la noche la incertidumbre junto con el calor campeaba por toda la República mexicana… ciudadanos y algunos comentaristas demandaban esperar el conteo rápido de las cinco mil 600 casillas que exprofeso fueron seleccionadas por las autoridades electorales y que aparentemente la presidenta del INE daría a conocer los resultados a las diez de la noche, pasaron las horas y nada, despertando la suspicacia, hasta que por fin cerca de la media noche, (hora del centro) la presidenta del INE cantaba la victoria de Morena.
Fue una noche de locura, los candidatos creen que los mexicanos somos parvulitos, primero cerca de las siete de la noche Xóchitl Gálvez, candidata del PAN, PRI y PRD, se declaraba ganadora, aunque pedía esperar el conteo de votos del INE y más noche le pedía a los mexicanos no dormirse.
En tanto que el dirigente de Morena cantaba el triunfo de Claudia Sheinbaum y se preparaba la fiesta en el Zócalo, misma que empezó a las nueve con mariachis y se encendieron todas las luces de Palacio Nacional y la candidata morenista se guardaba y en las primeras horas de este lunes Sheinbaum le hablaba la nación.
Lo mismo hacían los candidatos a la gubernatura de Yucatán, de Veracruz, de Puebla, de Guanajuato, aparentemente había dos gobernadores electos, sin respetar el proceso limpio y ejemplar de la ciudadanía.
Así, en este histórico y agónico día para la oposición que no perdió más porque no tenía más que perder y el árbitro electoral dejó mucho que desear y los mexicanos dieron muestra de su valía cívica, ahora le corresponde a los ganadores lograr la reconciliación y la unidad nacional.