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Irene Medrano Villanueva
López Obrador sigue con su monserga desde hace varias semaneras de que para ser magistrado, juez, no se requiere más que haber concluido la carrera de derecho. Aquí no importa la experiencia, sólo la honestidad, pero hay que aclarar que la honestidad no es una carta de presentación exclusiva de los jóvenes.
¿Cuántos estudiantes —no todos— son empleados de sicarios, trabajan como punteros, son narcomenudistas para costearse sus estudiosos? Su mira es prepararse para estar cerca del patrón. Así reclutan egresados de derecho, contaduría y ciencias penales.
Que alguien nos diga que un egresado de derecho, al día siguiente ya tomó un caso, no, primero porque la víctima no le tiene confianza, sólo lo haría si no tiene para pagar a alguien con experiencia. Por ello hacen sus prácticas en bufetes, los privilegiados que logran ingresar a un reconocido despacho y con la experiencia que adquieren se hacen de un buen nombre y ahora los vemos como los mejores abogados del estado y del país, pero para ello lograron la experiencia, aclarando que algunos se hacen pillos en el andar profesional.
Los foros para socializar las reformas a la Constitución van y vienen como mero trámite porque a los lineamientos que propuso López Obrador en la iniciativa que está en la Cámara de Diputados, como ha sucedido con otras, los incondicionales del presidente, no le moverán ni una coma y una vez aprobada, será el pueblo bueno y sabio quien a través de una consulta, elegirá a quien si no camina derecho, será su propio verdugo.
A partir de septiembre la inestabilidad jurídica que vivirá nuestro país será de pronóstico reservado, porque la administración de justicia estará en manos de inexpertos, dando pie a que los más perjudicados serán a los que tanto ama López Obrador: los pobres.
Así será, porque no tendrán para pagar un buen abogado.
Caliente…caliente.- La impartición de la justicia, será un caos, ya que los buenos abogados, sin duda, les ganarán todas las batallas, si es que el Poder Judicial quiera aplicar la ley con honestidad.
Siempre se ha dicho que para ganar un juicio, los abogados, los buenos, le buscan un recoveco a la ley para defender a su cliente. Por eso muchas de las veces ganan los juicios ante los tribunales, porque desde que el Ministerio Público integra el expediente lo hace con un sinfín de fallas.
Los jueces y los abogados bien documentados fallan a favor del imputado, aunque éste sea un delincuente y sale como blanca paloma, precisamente por fallas del Ministerio Público, porque muchos no están capacitados, llegan a ese puesto por recomendaciones o nepotismo y así seguirá siendo, porque ese slogan de López Obrador de combatir la corrupción es solo una frase.
Si se llegan aprobar las reformas al Poder Judicial, imaginemos la anarquía que vivirá el país, los jueces y magistrados serán unos indefensos pececitos ante el crimen organizado, porque son ellos los que tendrán para pagar quien los limpie y proteja, porque habrá afuera del Poder Judicial abogados expertos y hasta tranzas que se van a enriquecer al ser contratados por el mejor postor y que tenga dinero, y el fregado, a la cárcel.
Otro sorbito.- La Constitución que data de 1917 ha sufrido una serie de modificaciones: 256 Decretos, con un total de 764 cambios en los artículos, ahora López Obrador, prácticamente la quiere cambiar, se imagina si con esos cambios el Poder Judicial, muchas veces hace de las suyas, que pasará ahora que el presidente quiere, entre otras cosas, que los imberbes muchachos que apenas terminan la carrera de derecho, sean magistrados jueces, etc, etc.
El máximo tribunal de justicia está integrado por 11 ministros, quienes, algunos de ellos fueron designados desde el sexenio de Felipe Calderón y que terminarían su mandato en este 2024, con ellos se va la sapiencia, aunque López Obrador no les reconoce ese bagaje de conocimientos, porque para él, quien no le da la razón es un corrupto.
El Poder Judicial de la Federación está conformado por la Suprema Corte de Justicia, el Tribunal Electoral, los Tribunales de Circuito (Colegiados y Unitarios), los Juzgados de Distrito y el Consejo de la Judicatura Federal.
El cambio presentado en la mencionada iniciativa de López Obrador a los artículos constitucionales, si se aprueba, reduce la seguridad jurídica y el atractivo de invertir en empresas mexicanas. Por ello, primero la incertidumbre de los capitalistas, porque saben lo que esto conlleva, después será la población, porque como dice el dicho, cuando la lumbre le llegue a los aparejos, los amalayas serán tardíos.
