Robert Redford, figura dorada del séptimo arte estadounidense, falleció a los 89 años, dejando tras de sí una trayectoria monumental que se extendió por más de seis décadas y transformó de manera definitiva la industria cinematográfica. Actor, director, productor y promotor del cine independiente, Redford fue mucho más que un intérprete: se convirtió en un arquitecto de relatos, un rostro inolvidable y una voz comprometida con el arte y la sociedad.
La causa de su deceso no ha sido revelada oficialmente, aunque se sabe que en sus últimos años enfrentó un deterioro progresivo de salud, acompañado de un retiro voluntario de la actuación y una vida cada vez más distante del ojo público. La muerte de su hijo James Redford en 2020, a causa de un cáncer de hígado, lo golpeó profundamente. Desde entonces, permaneció en su residencia en Utah junto a su esposa, la pintora alemana Sibylle Szaggars, con quien compartía una existencia serena y dedicada al arte desde su matrimonio en 2009.
Aunque su última aparición en pantalla fue un cameo en Avengers: Endgame (2019), Redford había comunicado en 2018 que The Old Man & the Gun sería su despedida como protagonista. En ese filme interpretó al ladrón Forrest Tucker, un papel que cerraba con elegancia su recorrido como galán rebelde y encantador. También actuó en Nosotros en la noche (2017) junto a Jane Fonda y prestó su voz en el experimental Omniboat: A Fast Boat Fantasia (2020), sin volver a un set desde entonces.
En entrevistas con su nieto Dylan y medios especializados, Redford confesó sentirse fatigado de actuar y deseoso de pasar más tiempo con su familia y la pintura, pasión que desarrolló gracias a Szaggars.
Robert Redford contrajo matrimonio en dos ocasiones. La primera con Lola Van Wagenen, madre de sus cuatro hijos, entre ellos James y Scott, este último fallecido en la infancia por síndrome de muerte súbita en noviembre de 1959, a los 2½ meses de edad. Su relación con Lola duró casi treinta años, hasta su divorcio en 1985. En 1996 conoció a Sibylle Szaggars, con quien compartió su vida hasta el final.
Desde sus comienzos en los años 60, Redford se convirtió en uno de los rostros más emblemáticos de Hollywood. Su filmografía reúne títulos icónicos como Descalzos en el parque (1967), Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969), El golpe (1973), Todos los hombres del presidente (1976), El gran Gatsby (1974) y Nuestros años felices (1973). Como director, dejó huella con cintas como Gente corriente (ganadora del Óscar a Mejor Película en 1981 y Mejor Dirección), El río de la vida (1992), Quiz Show (1994) y El hombre que susurraba a los caballos (1998).
En 1981 fundó el Sundance Institute, que en 1991 daría nombre al Sundance Film Festival, convertido en el epicentro del cine independiente en Estados Unidos. Gracias a su impulso, decenas de nuevos cineastas lograron una plataforma para mostrar su obra, redefiniendo el panorama audiovisual del siglo XX.
Redford recibió un Óscar honorífico en 2002 por su aporte al cine, además de múltiples Globos de Oro y reconocimientos internacionales. También fue un activista medioambiental y defensor de causas sociales, integrando ese compromiso en muchos de sus proyectos artísticos.
Con su cabellera rubia, su mirada apacible y un toque de autoironía, Redford representó al galán desenfadado que supo evolucionar hacia un artista consciente y comprometido. Su legado no solo se mide en premios o películas, sino en la transformación cultural que impulsó desde el corazón de Hollywood hasta los márgenes del cine independiente.
Hoy, el mundo del cine despide a uno de sus grandes arquitectos. Robert Redford no solo actuó: construyó puentes entre generaciones, géneros y estilos. Su ausencia deja un vacío inmenso, pero su obra continuará iluminando pantallas y corazones.