Los rituales funerarios en México son un reflejo de sincretismos que se han celebrado desde siglos, transmitiendo valores, costumbres y creencias de una sociedad, tradición que desde la época prehispánica ha transitado a los tiempos modernos, reafirmando así que es parte de nuestra identidad, la cual varía en nuestro país debido a la presencia indígena de cada región; un rito que hoy es admirado en el mundo.
Samuel Ojeda, profesor e investigador de la Facultad de Historia de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), definió que, en esencia, estos ritos imprimen el tránsito de la vida a la muerte, simbolizando la continuidad de la vida a través del fallecimiento, asociándolo también al descanso del alma al dolor y el recuerdo del ser querido.
El historiador dijo que, al ser conquistados, fueron fusionados dos cosmovisiones: los prehispánicos con católicos, por lo que hoy podemos observar en los rituales elementos como el velorio, el luto, el cortejo fúnebre y el novenario.
“Llegado el cristianismo se hace un proceso sincrético con respecto a los muertos; desde el periodo medieval, la existencia de rituales a difuntos ha existido, particularmente en el año 1000, el 2 de noviembre es que se establece por un santo de la época; con estas ideas se genera esta fusión de dos tradiciones presentes hoy en nuestras vidas”.
Como dato, dijo, desde todos los tiempos los rituales han estado presentes; en la cultura griega, judaísmo, islam o el budismo, cada uno con sus interpretaciones. En el caso de México con los antepasados en la época prehispánica, quienes también veneraban a los muertos y pensaban que el ser humano transitaba al inframundo, teniendo al perro como una figura de guía para arribar a este lugar sagrado, por lo tanto, la ofrenda o comida le garantizaba llegar.
Con qué fuerza y arraigo celebra cada región en el país, detalló que se debe al elemento indígena, citando de ejemplo que en el centro y sureste del país se puede observar mucho más fuerte gracias a la cosmovisión presente por los pueblos purépechas, mexicas, mixtecos y zapotecos, distinto en la región norte de México donde la presencia de lo español y mestizo es mucho más arraigada, donde el elemento indígena sin su tradición prehispánica no tiene peso y significación.
Sin embargo, celebró que, ante estos matices el culto a la muerte o Día de Muertos, al paso del tiempo este ritual o celebración muy fuerte en México ha trascendido a otros lugares del mundo, captando un turismo mortuorio que visita en estas fechas estos bellos sitios simbólicos del país que les toca fibras sensibles por la veneración a los seres queridos, tanto así que esta celebración del 2 de noviembre es reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
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