Irene Medrano Villanueva
Claudia Sheinbaum, la presidenta de todos los mexicanos, no sólo de sus seguidores, no quiere, no puede o sigue las instrucciones de su antecesor de no hacer nada y dejar pasar.
Durante las mañaneras, cuando hay un pregunta que pueda incomodar al de Macuspana, contesta con el truquito ya conocido: está en espera, “no sé, desconozco, al parecer…”
Lo más socorrido es echar culpas a la oposición, a Calderón, a la maldita herencia de sus antecesores, pero no agarra el toro por los cuernos, se faja los pantalones y da el manotazo en la mesa y a gobernar para todos, sin distinción de credo, raza e ideas políticas.
México la necesita, Sinaloa le pide a gritos su apoyo, su decisión de acabar de una vez por todas con la violencia que nos está llevando a la chin… pero no a la casa donde supuestamente vive su mentor.
Quizá la presidente no analiza el script que le dan antes de presentarse a la Mañanera, no lee noticias o no le informan que mientras el multicitado Calderón anda por el mundo dando conferencias, buenas o malas, pero lo contratan y López Obrador prácticamente está escondido y no da la cara limpia -y emulando sus dicho-, manchada o tiznada.
Bien lo vaticinó el ex presidente que al concluir su mandado se iría a vivir a su finca la “Chingada”, pero resulta que se fue a esconder y de paso se llevó entre las patas a su pueblo sabio y bueno que le creyó todas sus mentiras, mientras él hacía sus amarres y entregaba el poder a los grupos fácticos, construía su búnker para refugiarse de los escándalos que lo mantienen en el centro de la polémica.
López Obrador necesitaba un relevo como el de Sheinbaum para limpiar y ordenar el camino entrampado y desolado, porque hay que recordar que el mandatario siempre hablaba que primero estaba la lealtad y después la experiencia, no decimos que la presidenta no tenga las tablas para gobernar, pero tiene manos y mente atadas por ser leal a quien la guió por el camino de la política.
Hacemos votos para que no la haya enredado en sus tranzas, y por eso, además de la lealtad, le cuida celosamente las espaldas.
Claudia Sheinbaum es una mujer de lucha, preparada, pero como va: nadando de muertito, el día de mañana se puede convertir en un cadáver político y eso no lo deseamos ni queremos, necesitamos una presidente fuerte, porque si le va bien a ella, le va bien a México.
La presidenta tiene en sus manos pruebas contundentes que le quitaría cualquier costo político si acabara con los corruptos de Morena, sin embargo, no quiere actuar tan solo en estos casos de los muchos que se conocen: huachicol, Segalmex, fraude o falta de medicamentos, derroche de dinero en obras faraónicas, etc, etc.
Ya basta de que la presidenta, todos los días ante el pódium de las mañaneras siga con la misma retórica: que Calderón es el artífice de todos los daños, que García Luna es más corrupto que Hernán Bermúdez, el hachicolero fiscal.
Esos personajes aludidos ya tienen más de 15 años que dejaron el poder, y desde hace siete años, Morena ostenta el mando. ¿No creen que ya es tiempo de que tengan todos los hilos del poder en sus manos?
La presidenta, insisto, casi a diario reitera su desconocimiento en los temas que pudieran hacerle ámpula a López Obrador.
Por ejemplo, la presidenta dice que todavía está en espera de que Estados Unidos le informe cómo se llevaron al Mayo Zambada, no le entra al tema, dice desconocer desde cuándo hay casos de contrabando de combustible desde Estados Unidos.
“Estas detenciones vienen de una investigación que inicia en marzo de este año… ¿Qué tan atrás venía el huachicol? No lo sabemos”, dijo Sheinbaum.
Sin embargo, el fiscal Gertz Manero aseguró que desde hacía dos años atrás acudió a la fiscalía el entonces secretario de Marina a pedirle que investigaran el huachicol.
También asegura que no entiende por qué ocurrió la división entre Delta y Aeroméxico y los conocedores destacan que se debe a la falta de respuesta de López Obrador a Estados Unidos por el aeropuerto Felipe Ángeles.
Lo último en su mañanera del miércoles pasado dijo que al parecer, no lo aseguró, fue por robo el ataque al vehículo en la que iba la nieta del gobernador, sólo faltó decir que Calderón mandó “robarse” la camioneta propiedad del gobierno de Sinaloa.
Lo único que sí dice con claridad es que a costa de todo, de los dichos, de las afirmaciones como lo hizo el embajador de Estados Unidos en México de que la presidente estaba dando un “cambio audaz” contra el crimen organizado.
En lugar de sentirse halagada, por cambiar los abrazos, por acciones contra el crimen, de manera contundente afirmó que no permitiría las diferencias y que nadie puede decir que hay un rompimiento con López Obrador.
“No lo permitiremos porque hay un proyecto”, dijo, frase que a los sinaloenses nos cayó como agua fría, porque nos seguirá llevando la chingada y López Obrador en su finca festinando el fallecimiento de miles de inocentes que murieron porque aquí, sí le falló su leal e ingenua pupila y no se alineó a seguir dando abrazos o recomendar a los mexicanos que denunciaran a los delincuentes con sus abuelitas.