El presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, anunció este lunes su intención de imponer un arancel del 100% a todas las películas que se estrenen en territorio estadounidense, pero hayan sido producidas en el extranjero. La medida, sin precedentes en la industria cultural, busca “rescatar” el cine nacional frente a lo que el mandatario considera una “invasión” de producciones internacionales que han desplazado a Hollywood como epicentro global del entretenimiento.
El anuncio fue realizado a través de la plataforma Truth Social, donde Trump escribió:
“Nuestro negocio cinematográfico ha sido robado de los Estados Unidos por otros países, como robarle un caramelo a un bebé. California, con su gobernador débil e incompetente, ¡se ha visto especialmente afectada! Por lo tanto, para resolver este problema de larga data e incesante, impondré un arancel del 100% a todas las películas que se produzcan fuera de Estados Unidos. Gracias por su atención a este asunto. ¡Hagamos que América vuelva a ser grande! Presidente DJT”.
Esta no es la primera vez que el presidente plantea esta política. En mayo de 2025, ya había advertido: “¡QUEREMOS CINE HECHO EN ESTADOS UNIDOS, OTRA VEZ!”, y ordenó al secretario de Comercio, Howard Lutnick, diseñar el plan para aplicar el gravamen.
Hasta el momento, la Casa Blanca no ha detallado cómo se implementaría el arancel ni qué autoridad legal se utilizaría para gravar un producto cultural como el cine. Tampoco se ha aclarado si la medida afectaría exclusivamente a los estrenos en salas o si incluiría también las producciones distribuidas por plataformas de streaming como Netflix, Amazon Prime o Disney+.
Ejecutivos de estudios como Warner Bros Discovery, Comcast, Paramount Skydance y Netflix han expresado su desconcierto ante la falta de claridad, especialmente considerando que muchas películas modernas son coproducciones que involucran locaciones, financiamiento y posproducción en múltiples países.
Aunque Trump no ha definido con precisión qué califica como “película producida fuera de Estados Unidos”, se presume que el criterio incluiría el lugar de rodaje, la nacionalidad de los estudios principales y posiblemente el origen de los fondos. Esto podría afectar incluso a producciones estadounidenses que se filman en el extranjero por razones fiscales o logísticas, como ocurre frecuentemente en Canadá, Reino Unido, Hungría, Francia, México y Tailandia.
La industria cinematográfica estadounidense, con Hollywood como su núcleo, sigue siendo la más influyente del mundo en términos de distribución, taquilla y presencia cultural. Sin embargo, en los últimos años ha perdido terreno frente a países que ofrecen incentivos fiscales más atractivos.
- Reino Unido ha captado grandes producciones como las sagas de Harry Potter y James Bond.
- Canadá es sede frecuente de rodajes por sus beneficios fiscales y cercanía geográfica.
- Hungría y Francia han desarrollado infraestructura competitiva para atraer producciones internacionales.
- Tailandia se ha convertido en un destino popular por sus bajos costos y paisajes exóticos.
En contraste, Los Ángeles registró en 2024 su nivel más bajo de días de rodaje desde que existen registros, excluyendo la pandemia: solo 23.480 días de filmación en locaciones. Esto ha encendido alarmas en California, donde el gobernador Gavin Newsom propuso un plan federal de 7.500 millones de dólares en créditos fiscales para reactivar la producción nacional, y recientemente afirmó:
“Aplaudo al presidente Trump por reconocer el valor de nuestra industria, pero trabajemos juntos en soluciones que unan, no que dividan”.
Hasta ahora, las asociaciones de distribución internacional y los sindicatos de cine no han emitido comunicados oficiales. Sin embargo, expertos advierten que un arancel del 100% podría generar tensiones con los principales socios comerciales de Estados Unidos, alterar el modelo de negocio global de Hollywood y limitar el acceso del público estadounidense a producciones extranjeras.