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Culiacán, Sinaloa (Café Negro Portal). – Entre las muchas anécdotas que rodean la vida de Daniel Bisogno, una de las más recordadas por sus compañeros es aquella velada mágica en Mazatlán durante el Carnaval de 2012.
Fue una semana especial para el equipo de Ventaneando, invitados por el entonces gobernador Mario López Valdez para promocionar uno de los festejos más emblemáticos del país, en medio de un contexto de inseguridad difícil para la entidad.
Pero más allá de su labor periodística, lo que dejó huella fue la espontaneidad y el humor que caracterizaban a Bisogno, quien convirtió una cena formal en un momento inolvidable.
Atala Sarmiento, desde España, compartió esta divertida historia con sus compañeros del programa, recordando cómo esa noche terminó marcada por bromas juguetonas y complicidad entre los conductores.
Todo comenzó cuando el equipo fue agasajado con una cena elegante en la terraza del Hotel Torrenza, frente al mar.
El menú incluía platillos sofisticados, como una crema de champiñones servida dentro de un pan artesanal con tapa, una presentación que llamó la atención de todos.
“Nos comimos la sopa mojando la tapa del pan en la crema, algo curioso, pero delicioso”, relató Atala entre risas para el programa Venga la Alegría.
Sin embargo, la velada dio un giro inesperado cuando, al finalizar la cena, Daniel Bisogno decidió bromear con el gobernador de Sinaloa.
Según contó Atala, Daniel le dijo al mandatario: “Señor gobernador, disculpe, pero aquí mi Ata es medio uña y se lleva cosas que no le pertenecen”.
Acto seguido, abrió el bolso de Atala y sacó… ¡el pan entero que había servido como plato de sopa!
La mesa estalló en carcajadas mientras el gobernador reía incrédulo ante la ocurrencia de Bisogno.
Pero la historia no terminó ahí.
Como era de esperarse, Atala no iba a dejar pasar la broma sin venganza.
Al día siguiente, durante otra cena oficial, aprovechó un descuido de Daniel para meter en su famosa mochilita –la que siempre perdía– todo tipo de objetos encontrados en la mesa: un limón exprimido, un salero, un vaso tequilero, una cuchara e incluso galletas saladas pulverizadas.
“Cuando subimos a la camioneta para regresar al hotel, Daniel abrió su mochila para buscar algo y se encontró con todo eso. Me miró y me dijo: ‘Te vengaste, ¿verdad?’”, recordó Atala con nostalgia.
Esa era la esencia de Daniel Bisogno: un hombre que sabía combinar profesionalismo con momentos de auténtica diversión, capaz de convertir cualquier situación cotidiana en una historia memorable.
Desde la terraza del Hotel Torrenza hasta los pasillos de Ventaneando, su carisma y sentido del humor dejaron una huella imborrable en quienes tuvieron la suerte de compartir tiempo con él.
Hoy, al recordar aquella noche en Mazatlán, queda claro que Daniel no solo promovió el Carnaval con su talento, sino que también lo celebró a su manera: con risas, complicidad y un toque de travesura.
Así era Daniel Bisogno: un verdadero maestro del buen humor y la camaradería.
