“El Chapo” Guzmán manda arreglar el cenotafio de su hijo Édgar Guzmán en Culiacán

Culiacán, Sinaloa (Café Negro Portal). – Como cada 8 de mayo, el cenotafio de Édgar Guzmán, el hijo mayor de Joaquín “El Chapo” Guzmán, asesinado a balazos hace 16 años en la capital sinaloense, amaneció cubierto con cientos de rosas blancas y rojas, con motivo de su aniversario luctuoso.

Ubicado en el estacionamiento de la plaza comercial City Club, en la colonia 6 de Enero de Culiacán, se impone con una cruz de hierro y cantera que se yergue firme y que a pesar de los años, nadie es capaz siquiera de vandalizarla o pensar en hacerlo.

El cenotafio adquirió notoriedad porque constantemente amanece adornado con flores frescas desde aquel 8 de mayo de 2008, un par de días antes del Día de las Madres, cuando su vida fue arrebatada en una lluvia de balas.

En cada fecha importante, el lugar se engalana con arreglos florales, globos, botellas de alcohol, pasteles y otros alimentos.

Los días 30 de mayo, día de su cumpleaños, sus allegados lo decoran majestuosamente, así como en febrero por el Día del Amor, en noviembre por el Día de Muertos, y en diciembre por Navidad, colocan hermosas macetas de nochebuenas naturales.

Édgar Guzmán López nació el 30 de mayo de 1986, pero su vida se vio truncada durante la noche del 8 de mayo de 2008, en plena víspera del Día de las Madres.

De acuerdo con la reconstrucción de los hechos, el hijo de ‘El Chapo’ se encontraba junto a sus primos César Ariel Loera y Arturo Meza Cázares en el estacionamiento del centro comercial Tres Ríos, cuando un grupo armado arribó y abrió fuego despiadadamente.

Aquella lluvia de disparos, más de 500 según los casquillos hallados por las autoridades, acabó con la vida de Édgar Guzmán y sus acompañantes de manera inmediata.

La versión más conocida apunta a un ajuste de cuentas entre el Cártel de los Beltrán Leyva y el Cártel de Sinaloa, grupos criminales que en ese entonces sostenían una guerra a raíz de la detención de Alfredo Beltrán Leyva, ‘El Mochomo’. Otros dicen que fue una equivocación.

Se dice que, después de la muerte de Édgar, la tristeza de ‘El Chapo’ fue tan grande que mandó a comprar 50 mil rosas rojas para realizar el entierro de su hijo.

Un gesto que refleja el dolor de un padre ante la pérdida prematura de un ser querido, sin importar el entorno en el que se desenvolvía.

Año tras año, el cenotafio de Édgar Guzmán se convierte en un recordatorio perenne de una vida truncada, adornado con flores y ofrendas que buscan mantener viva su memoria, más allá de los acontecimientos trágicos que rodearon su partida.

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