Funcionarios de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) participaban en una red de corrupción para otorgar permisos masivos de importación de precursores químicos para producir fentanilo, uno de los opioides sintéticos más letales que han inundado calles de Estados Unidos a través de cárteles mexicanos.
Jorge Alcocer Varela, secretario de Salud, reveló que la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) tuvo qué acudir a instalaciones de la Cofepris porque un grupo de la dependencia actuaba de manera discrecional y otros empleados recibieron amenazas al tratar de impedir las corruptelas.
“Eran químicos que tenían y que tienen mucha importancia en todas las aduanas y en todas las playas del país”, explicó el secretario durante su comparecencia en el Senado de la República.
Según el secretario de Salud, la Marina acudió para emitir su opinión técnica y operativa como sector especializado en los precursores que ingresan al país a través de los puertos. Y si bien se informó de la remoción de empleados, no han trascendido arrestos.
“Era necesario remover a algunos funcionarios, cosa que se hizo y que desde luego está anotado en las instancias responsables de esta acción”, agregó Alcocer Varela al ser cuestionado sobre el operativo que en su momento fue calificado como una invasión.
El pasado 30 de septiembre, agentes de la Semar se desplegaron en accesos y al interior de oficinas de la Cofepris, al sur de la Ciudad de México. Alejandro Svarch, titular de la dependencia, dijo ese día que no había una razón específica y solo era para reforzar la seguridad física del lugar.
Ahora se ha confirmado que esas acciones implicaron la remoción de personal luego de una denuncia por corrupción presentada en la Secretaría de la Función Pública.
“El fentanilo es la droga de más presencia por cuestiones internacionales del crimen organizado en nuestro país y requiere ser controlado”, aseguró Jorge Alcocer Varela.
Según el médico, este opioide sintético es usado para anestesias en operaciones, pero también pueden emplearse otros fármacos.
Con ello dejó ver que no se trataba de un producto indispensable y al mismo tiempo, que debía vigilarse su ingreso a territorio mexicano porque es una sustancia traficada por el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación, principalmente.
El combate a este narcótico y los grupos que la envían a Estados Unidos quedó asentado el pasado 8 de octubre, durante el Diálogo de Alto Nivel en Seguridad en que participaron secretarios de estado de ambos países y se firmó el Entendimiento Bicentenario.
Uno de los enfoques de ese acuerdo de cooperación binacional estará en quienes proveen de precursores químicos para la fabricación de fentanilo y metanfetamina, ya que Estados Unidos vive en alerta desde 2017 debido a las cifras históricas en muertes de sobredosis causadas por opioides sintéticos.
Tan solo en 2020 fueron 93 mil fallecimientos por narcóticos, un incremento del 30% con respecto a 2019. Y el 75% de esos decesos tuvieron relación con pastillas falsificadas de fentanilo. Entre enero y septiembre se han asegurado más de 9.5 millones de píldoras, mucho más que en 2020 y 2019 juntos, con un aumento del 430% desde hace dos años.
Desde mayo de este año, la Secretaría de Marina se comprometió a elaborar una reforma para perseguir empresas importadoras de precursores químicos y hasta la fecha no se han visto mayores avances.
Con el Entendimiento Bicentenario se buscará integrar un grupo binacional para estandarizar protocolos y regulación de sustancias de doble uso, cuyo objetivo será prevenir la fabricación de fentanilo y metanfetamina en los llamados narcolaboratorios.
El 13 de mayo pasado fue publicado el acuerdo por el que se agregan cuatro sustancias químicas utilizadas para fabricar fentanilo al listado de estupefacientes y con la finalidad de vigilar su regulación a través de la Secretaría de Salud y la Cofepris.
Los precursores son enviados desde Asia y llegan mediante embarques. Luego, los cárteles mezclan la sustancia con otras drogas para potencializar el efecto, aunque también elaboran comprimidos que venden como píldoras falsas. Entre agosto y septiembre pasados, autoridades estadounidenses decomisaron 1.8 millones de pastillas de este tipo con dosis suficientes para matar a 700 mil personas.
(Con información de Infobae)