“Las buchonas”, las modelos a seguir por muchas jóvenes en Sinaloa

Irene Medrano Villanueva

Culiacán, Sinaloa (Café Negro Portal).- “¡Me he hecho ocho cirugías, pero siento que no estoy al cien… quiero verme perfecta!”, dice Estefanía, quien ahora busca “arreglarse” las orejas.

Admite que un narco la convirtió en una inconforme de su cuerpo hasta convertirla en una obsesionada por la belleza, por lo que siempre está pensando qué “arreglitos” hacerle a su cuerpo.

“Lo único que me incomoda es que la gente cuando me ve pasar admire mi belleza, pero que luego, comente: está cirugiada o que digan: ahí va las de las nalgas de “Payaso” por el volumen de mis glúteos”, comenta.

Explica que a ella de estudiante sus compañeros le lanzaban piropos, la admiraban por su belleza, pero que un buen día, en un carnaval de su pueblo, conoció a un “narco pesado” y se enamoró.

Ella era la otra, su pareja a cada momento la comparaba con su mujer, le decía que estaba bien, porque su belleza era natural, pero que necesitaba unos arreglitos.

Primero la indujo, le pagó una cirugía para que se abultara los glúteos y luego siguieron una serie de cirugías plásticas.

“Él mismo me llevó con el cirujano plástico, le dijo qué era lo que quería, después me quitaron dos costillas para marcarme bien la cintura. Mi pareja me dejó por otra; esto me hizo sentirme insegura, imperfecta”, dice.

Pese a que Sinaloa tiene la fama de poseer a las mujeres más hermosas, al resaltar en los concursos de belleza, de acuerdo a médicos estéticos y cirujanos plásticos, hoy muchas sinaloenses se perciben imperfectas, llegando a practicarse un sinfín de procedimientos faciales y decenas de cirugías.

Estos médicos advierten que en nuestro estado está creciendo sin medida dos patologías: La atelofobia y el dismorfismo, donde las jóvenes se sienten inconformes con su cuerpo y se hacen adictas a las cirugías.

La atelofobia, explica la psicóloga Erendira Castaños, es el miedo a ser imperfecta, a no gustar a los demás o decepcionarlos y puede llegar a convertirse en una obsesión que influya en su vida, le provoque una serie de desórdenes emocionales constantes que le impiden a ser ellas mismas, lo que limitará la felicidad y el bienestar, trastocando sus relaciones familiares y amorosas.

“La competencia, sin proponérselo, entre tanta mujer bella e inducidas muchas veces, por los narcos, ha provocado que muchas chicas se hagan una cirugía tras otra hasta el punto de llegar a hacerse decenas de cirugías. Esto ya no es normal, entra al plano patológico llamado dismorfismo, convirtiéndose en una adicción a las cirugías”, explica el cirujano plástico.

NARCOS PIDEN A LA CARTA EN LOS ARREGLOS DE LOS CUERPOS DE SUS PAREJAS

Advierte que, por desgracia, muchas de las chicas que acuden a él lo hacen acompañadas de su pareja, quien pide “a la carta” lo que quieren que le hagan a su mujer.

“Ahí donde tú estás sentada han pasado hombres “poderosos” y que por mi seguridad no te puedo dar nombres, pero que son “clientes” frecuentes que traen hoy una chica, mañana otra y ni modo, es mi trabajo, son mayores de edad. Al principio se sienten orgullosas de su cuerpo, pero después quieren más”, señala.

Narra que desgraciadamente estos “hombres poderosos”, no sólo venden la droga, sino que pervierten a estas chicas, las moldean a su gusto, hasta que se aburren de ellas y de sus “implantes” y las botan, quedando en ellas el deseo de seguir arreglándose su cuerpo para seguir gustándole al narco.

“Tengo una paciente que después de muchas cirugías, un día llegó sola, me dijo que quería que le realizara una himenoplastia, es decir que le restaurara el himen porque había terminado con su pareja, el mismo que le pagaba las cirugías, y que ahora había conocido a otro hombre más poderoso que el anterior y quería que la tomara como si fuera el primer hombre en su vida. Esta muchacha, como otras muchas que me visitan, tienen la patología conocida como disforfismo”.

Explica que entre las cirugías estéticas con las que se inician está primeramente el aumento de los pechos, aumento de los glúteo, liposucción, abdominoplastia, rinoplastia, entre otras.

Por su parte, el médico estético precisa que al igual que el plástico, muchas de sus pacientes son acompañadas por su pareja y son ellos mismos los que piden y pagan los tratamientos.

“Un día llegó una paciente angustiada, que no se sentía conforme con los arreglos que le había hecho, quería algo más, pero antes me había llamado quien paga, me dijo que me iba a visitar su pareja, que la escuchara, que la tranquilizara, pero nada de arreglitos. Efectivamente la escuché, le ausculté el rostro, le apliqué agua inyectable y se fue contenta”, señala.

Eréndira Castaños reitera que la atelofobia por la que están pasando muchas chicas es un rasgo asociado a la personalidad perfeccionista llevado al extremo, debido a la competencia que hay entre las mujeres en Sinaloa, lo que ha provocado que ellas mismas busquen quién les patrocine las cirugías.

La competencia hoy en día, explica, es quien tiene el mejor cuerpo, las pompas más voluminosas, la cintura más pequeña, los labios más sensuales, etc, es decir, su modelo a seguir son las “buchonas”.

“Al ver que muchas de estas cualidades no las encuentran en su cuerpo, se sienten imperfectas a pesar de que son bonitas, de ahí que buscan un patrocinador para entregar su cuerpo y después embellecerlo”, señala.

La patología de la atelofobia, lamenta, ha provocado que muchas chicas caigan en manos de inexpertos, es decir de médicos que no están certificados y que por buscar la perfección, lo que han logrado es una muerte prematura, que no tenían por qué acabar así.

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