Pobre México con Gatell como catequizador

Café amargo

Irene Medrano Villanueva

Cada vez que sale el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, todo mundo se pregunta ahora de cuál fumaría, o bien esperan su aparición para hacer memes, porque Gatell se ha convertido en el chistorete de la película porque no hay seriedad en sus dichos, mucho menos en sus mensajes.

Hace unos días el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, llamó a los jóvenes a no vacunarse contra la influenza para que las dosis alcancen para personas vulnerables, lo que desató varias críticas, porque el gobierno federal no le da la importancia que esta enfermedad conlleva.

De acuerdo con el censo poblacional 2020 del INEGI, en Sinaloa, la población joven representa el 30.8% del total de los habitantes.

Antes los gobiernos estatales de izquierda, de derecha, del centro, le hacían frente a la problemática, compraban vacunas, acudían a las poblaciones, ahora todo está centralizado, no se pueden adquirir, en los estados, no hay ni para remedio.

En sexenios anteriores a la influenza se le tenía respeto ya que era considerada un problema vigente de salud pública, ahora no, incluso las autoridades sanitarias pomposamente piden a jóvenes que no se vacunen.

Caliente…caliente.

Hay que hacer un poco de historia. En abril del 2009 la primera pandemia del siglo XXI, llamada influenza, golpeó a México antes que al resto del mundo.

Decenas de países cerraron sus puertas a productos o personas que procedieran de estas tierras y se recomendaba cancelar México como destino de viaje.

De inmediato las autoridades pusieron manos a la obra, no se achicaron ante el problema mayúsculo que se les presentaba y que todos los ojos del mundo estaban pendientes.

Las autoridades de salud de México advirtieron a sus contrapartes en EEUU y Canadá que estaban presenciando una mortalidad relativamente alta para la primavera, de personas con enfermedades respiratorias agudas.

Entre fines de marzo y mediados de abril ya se había atendido más de 800 casos graves de gripe en las instituciones de salud y más de 60 personas – en su mayoría jóvenes adultos – habían fallecido a causa de complicaciones, en particular de neumonía.

El presidente Felipe Calderón, el secretario de Salud, José Ángel Córdova, el secretario de Educación, Alonso Lujambio, y otros funcionarios de alto nivel celebraron una reunión para establecer un plan de acción.

Esa misma noche, el gobierno federal anunció el cierre de todas las escuelas desde preescolar hasta universidades, a partir del día siguiente.

Por su parte, el secretario de Salud, José Ángel Córdova, dio una conferencia de prensa anunciando el descubrimiento de un virus de gripe de origen porcino que parecía ser causante de cerca de 61 muertes, principalmente en el centro del país.

Córdova aseguró que la epidemia estaba bajo control, sin embargo, señaló que causaba particular preocupación el hecho de que las víctimas mortales de la enfermedad eran en su mayoría adultos jóvenes y generalmente sanos y ordenó que se usara cubre boca y gel.

Amargo….amargo.-

El miedo se difundió a través de los rumores. Desde el día 24 de abril, después de que se anunciara la epidemia y las medidas de emergencia, diversos medios de comunicación, cuestionaban la gravedad de la epidemia o su existencia misma.

Para unos, el gobierno estaba asustando a la población de manera artificial para ocultar acontecimientos importantes que realmente estaban sucediendo en el país.

Para otros, la situación era mucho más grave de lo que anunciaba el gobierno, pero no había devaneos de las autoridades de salud como ocurre actualmente.

La desconfianza estaba a flor de piel, sin embargo, pese a los rumores y a la desconfianza, la actitud de la población en general, fue de obediencia a las medidas sanitarias decretadas por el gobierno, al contrario de lo que pasó con el Covid 19 por la falta de liderazgo de Hugo López Gatel, subsecretario de Salud, ante sus desaciertos y disparates.

Meses después se empezó a vacunar, aunque hay que decirlo, la gente le temía a la vacuna porque a muchos les hacía daño.

El liderazgo puede verse reforzado o al contrario, debilitado, a raíz de la respuesta que den los servidores públicos ante una situación de crisis, éste depende de la capacidad que tendrán los gobernantes para responder rápidamente, implementar eficazmente medidas de contención y control, comunicar acertadamente la información a los habitantes más afectados, y posteriormente, emprender un plan de recuperación y apoyo a los sectores dañados.

Ante la pandemia las autoridades de salud, han perdido la brújula, todo mundo se pitorrea de ellos…porque no podemos hacer más ante el centralismo y falta de humanismo.

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